Ahora si puedo traerme de aquellos años que fui incesante
me miro como se miran las hojas de los arboles
me respeto el crecer de mis ramas en la sombra
yendo siempre hacia el halo de luz dorada
y en invierno caigo para encontrarme.
Desbloqueo en horizontal la lineas de tiempo
me embellecen las horas mohosas en el segundo en que escribo
ahora o nunca, mientras mi cabello cae al suelo
el perímetro sagrado que conquista esta soledad libre
anhelaba este segundo mas que cualquier hora.
Hasta me sobra tiempo para dejar un espacio en blanco
mientras en otras horas las palabras se amontonan tanto que son ruido
tanto ruido que callo, y me transformo quizá en una intolerante.
Dos espacios en blanco ya son una bendición,
como si Ganesha me regalara flores de un perfume inexistente
escucho mas que nunca el silencio porque escribo
y al fin encuentro lo que vengo buscando hace rato.