Relinche perspicaz, resonante mano que me inunda la carencia
Prepotente, me ensucia de mí a mis cacerías forajeras de Marte
Chunga la niña, Jaime.
Y absorbí como fuente blanca la herradura,
Pero ya calcine la historia clínica de la pubertad,
No se si todavía estoy en la chicharra de Vietnam.
A veces ya es siempre de tumbas y heroína.
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